Este otoño nos toca vivir en confinamiento, sea cierre perimetral de la ciudad, sea cierre del barrio o área de salud, sea por cese de actividad, sea por erte, sea por cierre obligado de pequeños autónomos, sea por lo que sea el virus nos está matando. Y nos mata porque nos toca, nos mata por la incertidumbre, nos mata por la impotencia, nos mata por la falta da políticos de los que fiarnos, nos mata por ansiedad y dificultad para dormir, nos mata por la separación de nuestra gente, nos mata por la pérdida de sueños e ilusioes….
Durante el otoño nos acostrumbábamos a disfrutar de los colores de la ciudad, Este año las circunstancias no lo permiten. La ciudad está triste.
Pero eso no nos impide que hagamos el esfuerzo y saquemos nuestra cámara a pasear y a buscar esas imágenes aunque sean tristes y solitarias.
Vendran tiempos mejores, todo se olvidará incluido los errores de quienes deben dar ejemplo y sólo se guian por su enriquecimiento personal a costa del sufrimiento ajeno. Todo se olvidará…

El miedo nos mantiene encerrados, y sólo la actitud nos puede mantener vivios

¿Donde dirigimos los pasos en una ciudad muerta, sin vida?

El amor es el elemento mas fuerte, capaz de hacernos superar la ansiedad